Bajo un incuestionable modelo bipartidista, el
Partido Popular Democrático
(PPD) y el
Partido Nuevo Progresista
(PNP) han dominado el escenario político puertorriqueño desde la fundación de ambas organizaciones. No obstante, un análisis de los resultados de las elecciones efectuadas en Puerto Rico durante los pasados 30 años, y la referencia histórica que tienen dos eventos plebiscitarios acontecidos durante ese mismo período de tiempo, demuestran cambios significativos en el comportamiento electoral.
Los invito a analizar los datos a partir de la elección del gobernador de Puerto Rico en el 1992 y lleguen a sus propias conclusiones respecto al escenario electoral que se avecina para el 2024:
En noviembre del 1992 resultó electo Gobernador Pedro Rosselló González
(PNP), obteniendo el favor del 49.9%
del electorado. La mitad del pueblo avaló su elección como primer ejecutivo de la Isla. Un año después, en noviembre del 1993, se efectuó un plebiscito sobre el estatus político de Puerto Rico, con los siguientes resultados:
- Estado Libre Asociado: 48.6%
- Estadidad: 46.3%
- Independencia: 4.5%
Luego de un cuatrienio de significativas reformas sociales y gubernamentales, el gobernador Pedro Rosselló es reelecto en el 1996, obteniendo el 51%
de los votos. Dicho evento electoral constituye, al momento, la última vez que fue reelecto un Gobernador en Puerto Rico.
En el año 2000 Sila Calderón
(PPD) fue electa a la gobernación con el 48.3%.
Aníbal Avecedo Vilá
(PPD) obtuvo para el mismo cargo el 48.4%
en las elecciones del año 2004 y Luis Fortuño
(PNP) resultó electo Gobernador en el 2008, recibiendo el 52.8%
de los votos, el mayor porcentaje desde la década de los años 60.
Las elecciones del año 2012 representan la última donde el bipartidismo dominó la escena sin que ningún otro factor alterara el resultado electoral. En ese evento resultó electo Alejandro García Padilla
(PPD), obteniendo el 47.7%
de los votos.
Durante dicho cuatrienio se produce el colapso de las finanzas del Gobierno de Puerto Rico y la imposición de parte del Congreso de los Estados Unidos de la Junta de Supervisión Fiscal, como ente regulatorio ante la quiebra del Estado Libre Asociado.
En las elecciones del 2016
se presentan dos candidaturas independientes a la Gobernación, que sin lugar a dudas, fueron un factor determinante en el resultado electoral. En esas elecciones resultó electo Gobernador Ricardo Rosselló Nevares, con el 42%
de los votos.
En dicho evento electoral, las candidaturas de Alexandrá Lúgaro y de Manuel Cidre, en su conjunto, obtuvieron el 17% de los votos. Con esos resultados se produce la primera señal de cambios significativos en el comportamiento electoral de la sociedad puertorriqueña.
Luego de un cuatrienio marcado por la crisis financiera del gobierno y sus efectos en la economía en Puerto Rico; del catastrófico impacto del Huracán María, la renuncia del gobernador Rosselló Nevares y los posteriores efectos relacionados a las motivaciones ideológicas detrás de las protestas que se desarrollaron a partir del 2019, resulta electo Gobernador Pedro Pierluisi Urrutia
(PNP), obteniendo el 33.25%
de los votos.
Simultáneamente con esas elecciones generales, se efectúa una consulta sobre el estatus político de la Isla y la Estadidad
recibe el apoyo del 53%
de los votantes. Este resultado, analizado y comparado con el resultado del plebiscito efectuado en el 1993, representa una tendencia definitiva en favor del reclamo de la igualdad de derechos para los puertorriqueños como ciudadanos de los Estados Unidos.
Las últimas elecciones celebradas en el año 2020 confirmaron dos tendencias en el comportamiento electoral de la sociedad puertorriqueña:
1. Terminó el control absoluto del bipartidismo PNP - PPD.
2. La mayoría de los puertorriqueños favorecen la incorporación de la Isla como un Estado de la Unión Americana.
Esas dos realidades se evidencian y validan, tanto con el resultado de las elecciones generales, como en los resultados del referéndum Estadidad Sí o No en el año 2020.
Los resultados del 2020 también resaltan una marcada diferencia en el porcentaje de votos por el cual fue electo el Gobernador, en relación al promedio que obtuvieron los pasados gobernadores. (Entre el 1992 al 2012 el promedio fue entre 47% a 52% de los votos vs 42% en el 2016 y un 33% en el 2020)
¿Qué provocó esas cambios en el escenario político puertorriqueño durante los pasados 30 años?
Los factores son múltiples y complejos, pero se pueden resumir en la decepción hacia los partidos tradicionales, que se refleja en una crisis en el liderazgo político existente, lo cual facilitó el surgimiento de dos partidos emergentes: el Movimiento Victoria Ciudadana
(MVC) y el Proyecto Dignidad
(PD).
La última consulta de estatus evidenció, además, que el moviendo en favor de la Estadidad para Puerto Rico es mucho más grande que el partido que lo promueve (PNP).
Para analizar el posible escenario electoral del 2024, debemos observar el comportamiento de la dirigencia de los dos partidos emergentes y lo que ocurre en el Partido Independentista Puertorriqueño
(PIP), cuya posibilidad de subsistencia hoy depende de la suerte electoral que pueda correr su pasado candidato a la Gobernación, Juan Dalmau.
El Movimiento Victoria Ciudadana
(MVC) se ubica en el espectro ideológico de la izquierda política, tanto en el contenido de sus propuestas, cómo en su modelo de organización. Eso lo lleva a tener, en términos prácticos, la posibilidad de crecimiento en tres grupos:
1. El llamado sector soberanista del PPD, que cada día tiene menos autoridad y fuerza a lo interno del Partido Popular Democrático.
2. Los sectores tradicionales del independentismo, para lo cual compiten en su mensaje y oferta electoral con el PIP.
3. Los sectores que demuestran mayor decepción hacia los partidos políticos tradicionales, entre los cuales se destacan los jóvenes, que a su vez, demuestran menos compromiso con una agrupación política.
Para lograr ese objetivo, MVC tiene en su contra el decepcionante desempeño de sus primeros oficiales electos a la Asamblea Legislativa.
Por otro lado, el Proyecto Dignidad
(PD) ha encapsulado el contenido de su mensaje y propuestas a la población más conservadora en Puerto Rico, cobijada bajo la sombrilla del sector religioso de corte más fundamentalista en nuestra Isla.
Eso los lleva a tener una expectativa de crecimiento enmarcada en los siguientes grupos:
1. Conservadores Estadistas, desafectos al PNP.
2. Conservadores pro-americanos que militan en el PPD.
3. Electores no afiliados, de 60 años o más, decepcionados con los partidos tradicionales.
Esa radiografía de los partidos emergentes representa un desafío para los partidos tradicionales.
El PNP
debe reinventarse para recobrar la confianza del movimiento Estadista, que en el 2020 obtuvo casi 20% más que su candidato a la Gobernación.
Mientras, el PPD
se encuentra bajo el ataque a sus bases de ambos partidos emergentes: El MVC
va a la conquista de los "soberanistas populares" y el PD
va tras los conservadores pro-americanos en el Partido Popular, teniendo como agravante que la "pava" no cuenta con una figura que pueda representar un buque insignia fuerte, carismático y capaz como su principal oferta electoral.
El PIP
lucha contra su propia "pandemia" que representa el desgaste de una marca difícil de vender en el mercado electoral; descansando toda su esperanza en repetir la candidatura a la Gobernación de Juan Dalmau, teniendo como expectativa de crecimiento los mismos sectores que tiene para ese propósito el Movimiento Victoria Ciudadana. Es decir, en esa lucha, se pudieran cancelar uno al otro - el MVC y el PIP.
Ante el escenario descrito, las mayores posibilidades de éxito electoral en el 2024 las tiene el gobernador Pedro Pierluisi. En la medida que la actual Administración sea efectiva reactivando la economía, evitando cometer errores y "escándalos" en la operación gubernamental, Pedro Pierluisi pudiera ser el primer Gobernador en ser reelecto desde que Pedro Rosselló Gonzalez lo logró en el 1996.
La diferencia radica en que en esa ocasión, Pedro Rosselló
fue reelecto de manera contundente, superando el 50% de los votos, y Pedro Pierluisi, bajo las actuales condiciones y la tendencia en el comportamiento electoral, a lo que pudiera aspirar es a revalidar en el cargo obteniendo nuevamente una tercera parte de los votos que se emitan en el 2024.
Eso pudiera explicar el razonamiento de la estrategia de mantener al gobernador Pierluisi distante del comportamiento habitual que tendría un presidente del Partido Nuevo Progresista. El objetivo: evitar que Pierluisi se proyecte como un político tradicional; minimizando controversias y confrontaciones. ¿Logrará con ese proceder el respaldo de los estadistas desafectos al PNP? ¿Logrará ser reelecto dando la impresión que tiró a perdida a su propio partido?
Esas son dos interrogantes que en su fundamento parecen estar reñidas una con la otra. Por lo tanto, no siempre el gobernador Pierluisi podrá con su estilo sosegado y cauto, lograr el apoyo de todos los sectores pro-americanos que componen el movimiento estadista. Ahí radica la compleja definición de la estrategia que lo conducirá hasta noviembre del 2024 - partiendo de la premisa que ese es su real objetivo político y personal
- como así lo ha manifestado el gobernador Pierluisi.
Así veo hoy - en septiembre del 2021
- el escenario político en Puerto Rico. Esperemos la culminación del 2022 para analizar las variantes que se pudieran producir, particularmente en lo que concierne al tema del estatus de Puerto Rico en Washington y las elecciones de medio término en los Estados Unidos.